Toda una vida asomándote cada mañana a mi ventana, a veces te veo, otras no, pero no has dejado de venir ni un solo día. Te conozco bien, vieja golondrina. Me has arropado con tus plumas y me has quitado el frio con tus besos aún sin sentirlo apenas, has cruzado tus dedos pensando en mí, has volado por eternos mares en busca de esa comida que jamás te pedí. Me has acurrucado en tus sueños sin yo saberlo, me has vigilado, has llorado y has sufrido por mí, y yo sin enterarme.
Me hice muchas veces el loco y jamás te importó. Me perdonaste mis errores con un dulce beso que jamás percibí. Dejaste tus alas en esos cielos del mundo por mí, madrugabas por mí, o mejor ni dormías por mí, vigilante vieja golondrina y cuando el sol salía siempre aparecías mientras dormía. Me tapabas y te ibas, apenas te veía, pero jamás te importó.
Me hice el loco de la vida, miraba al cielo y siempre te veía, sonreía y me marchaba, pero jamás te importó. Nunca te lo dije, ni tú tampoco, jamás me lo dijiste, pero no hizo falta, nunca hizo falta porque yo lo sabía. Hoy te lo escribo, vieja golondrina, te lo canto y te lo grito con lágrimas en los ojos. Nunca lo vas a leer, ni me vas a oir pero no hará falta, nunca hará falta porque ya lo sabías, vieja golondrina. Te aferras a la ventana de la vida para no faltar ni un solo día, vieja golondrina, aún haciéndome el loco te veo como vienes por la mía, cansada y agotada, malherida y dolorida no faltas ni un solo día, vieja golondrina.
Y haciéndome el loco, te veo cada mañana como partes, vida mía, a curar tus alas para volver mañana y no faltar ni un solo día. Sin fuerzas sin aliento, sin palabras ni reproches notas mi ausento, mi locura y mi silencio, y a lo mejor ya ni me ves, ni me oyes, ciega y sorda golondrina, pero no hará falta, nunca hará falta porque aunque no me veas, aunque no me oigas, vieja golondrina, sabes que siempre me tenías.
No emerge tu vuelo, se apagan tus plumas, se entristecen tus ojos vieja golondrina, pero peleas con la vida, para ganarle aunque sea un solo día, noto el miedo en tus ojos, el vuelo de la vida en tu cuerpo, el miedo de dejar de asomarte por mi ventana, de asomarte como cada día…. y yo me hago el loco.
Nunca noté tus manos, ni noté tu aliento, pero sí tu silencio, tu amor y tu ejemplo, tu lucha y tus vuelos para asomarte cada día, aunque yo, ni siquiera te veía. Te conozco, vieja golondrina, aunque no te sonreía, aunque no te veía, y he sentido tu aliento, y he sentido tus manos aunque apenas las notara, me has escondido tus silencios, tu amor y tu ejemplo y a pesar de eso, sabías que lo notaría, aunque yo, ni siquiera te veía.
Jamás, me las dijiste, aunque yo lo sabía, y yo….. tampoco te las dije jamás, aunque tú sé que lo sabías. Y lo sabes, y lo sé, aunque no nos las digamos, aunque hayamos pasado una vida sin decírnoslas, vieja golondrina, hoy te escribo estas palabras aunque no te las diga, hoy te las canto o te las grito las veces que haga falta, vieja golondrina. Te quiero, vieja golondrina.
Nunca lo vas a leer, ni me vas a oir pero no hará falta, nunca hará falta porque ya lo sabías, vieja golondrina.