sábado, 1 de octubre de 2011

LA DECEPCIÓN

  Intentó disculparse bajo el aturdimiento por su comportamiento, comenzar de nuevo. Hablaron de sus viajes, de cómo se habían encontrado, si era así como se imaginaban, de lo importante que era ese momento después del tiempo que llevaban hablando, y poco a poco parecía que todo volvía a la normalidad. Intentó centrarse en la conversación, y  a reconocer a la persona con la que había estado hablando.  Empezó a ver a esa persona encantadora de la que se había enamorado por internet.

Pidieron algo de comer, y allí estuvieron de charla toda la tarde, como si tuviesen tanto que contarse, que por momentos se olvidó de la puerta del ascensor. Estaba pasando un rato agradable. A él, se le notaba entusiasmado, ella le seguía viendo demasiado joven, pero la seguridad que le transmitían sus palabras denotaban una madurez fuera de lo normal, sentía algunas dudas, cuando empezaron a desgranar muchas de las verdades que la pantalla estuvo ocultando durante tantos días.

Angel era su verdadero nombre, Elisa el suyo, estaban a cientos de kilómetros de distancia lo que sorprendió a los dos, como si hubiesen dejado al azar algunas cuestiones por secundarias ninguno de los dos pudo negar recibir como una decepción el saber la distancia que les separaba en la vida real. Como si de repente un muro le cayese a él desde el cielo, como un alivio pensó ella para disipar algunas de sus dudas que le habían aflorado esa mañana.

No pudo evitar cierta frustración, y se empezó a sentir decepcionado, no había visto en ella la receptividad que durante tantas horas le había parecido recibir, la seguía notando fría y distante. Poco a poco la desilusión le fue haciendo mella, hasta el punto de lanzarse abiertamente a descubrir sus sentimientos, ella le escuchaba, y poco a poco conforme iba desnudando sus emociones,  ella más se separaba de él, como si la distancia fuese cada vez mayor. Había sido una ilusión, un falso espejismo movido posiblemente por la necesidad de ser amada, o tal vez la necesidad de olvidar.

 Comenzó a sentirse cada vez más segura, aquello no funcionaría de ninguna manera, y así se lo empezó a hacer ver. Su rostro poco a poco se iba desencajando más a la par que ella se sinceraba con él. Intentó no hacerle daño, le explicó que pensaba que incluso se había enamorado de él, que habían sido unos momentos maravillosos. Conforme iba reconociéndole sus sensaciones y más cosas bonitas le decía, él más se hundía, como si sintiese el preámbulo del fin de todo aquello. Le ocultó lo que le había pasado, aquella casualidad extraña, y decidió contárselo todo, creía que podía confiar en él, necesitaba contárselo aún sabiendo del daño que le haría, pero tenía que hacerlo. De nuevo, comenzó a sentirse agobiada.

Sonó el móvil dentro de su bolso cuando se disponía a contarle todo lo que le había sucedido. Abrió extrañada la cremallera, no esperaba ninguna llamada, lo que le hizo ponerse algo nerviosa, lo cogió y vió el número. Le era conocido. Llevaba meses sin saber de él, le había llamado muchas veces, y nunca pudo hablar con él ni localizarle, excepto aquella noche que no se atrevíó a contestarle. Dudó, pero al final no se lo cogió, dejó que sonara. Ahora si que estaba realmente incómoda.  ¿Porqué no lo has cogido?. No lo sé……

Mira, aunque hemos hablado mucho tiempo, y nos hemos desnudado el alma, hay cosas que te he ocultado. La razón de no coger esta llamada, es una de ellas….

Volvía a estar aturdida, se sentía incómoda. Estaba siendo un día extraño. Su antiguo amante seguía arriba encerrado en una habitación, su marido al que hacía meses que no veía ni sabía nada de él, se ponía en contacto con ella, precisamente hoy. La persona de la que se creía enamorada estaba ahí intentando comprender algo, y ella, seguía siendo prisionera de su pasado. Aquella llamada le descolocó aún más. No sabía lo que decir, no sabía lo que hacer, tenía la sensación de que todo lo estaba haciendo mal, un cierto aire de culpabilidad le sumió por unos instantes en una depresión que como pudo intentó disimular ante Angel.

Apenas, pudo decir nada por unos minutos, la tensión se palpaba, y su silencio la encadenaba aún más a todas sus dudas.

De pronto, giró la cabeza, hacia la puerta del ascensor, y vió como se abría la puerta……….

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