sábado, 15 de octubre de 2011

EL AULLIDO DEL SILENCIO


  Te ví tras tu cortina mirando hacia el cielo, y ví derramar tus lágrimas. Pensaste que estabas sola en ese momento, pero no lo estabas. La observabas y callabas como tantas y tantas veces, apenas un gemido entre silencios y te las secaste con miedo. Sonreíste sin ganas y te marchaste.  Unas cuántas mariposas revoloteaban por tu ventana y apenas te diste cuenta, estabas entregada, enamorada como cada día y apenas percibiste el sonido de sus vuelos. Tu tristeza ahogaba tus palabras mientras la contemplabas como cada día, como cada noche.

Te fuiste y te metiste entre tus sábanas dispuesta a soñar con ella como cada noche, abrazada a ella, vigilante y compañera la mirabas desde tu ventana. Y cerraste los ojos dispuesta a dejarte envolver por ella…..

En la otra punta de la mesa escuchaste sus palabras y los observaste a todos, te involucraste  y compartiste su vino, bebiste y lo celebrasteis como en cada cena, bailaste hasta el amanecer y luego te marchaste sin apenas despedirte, dejaste aquella habitación con almas en ceca,  entregaste  tus llaves pero por si acaso dejaste abierta tu puerta como siempre solías, no te importaba. La música seguía y el vino caía, la niebla empañaba los ojos hasta impedir ver el reflejo de aquella plata desapercibida. No fué la última, pero como si lo fuera, te faltaba una llave.

Mas no te importó, seguiste soñando con otras noches, con otros días bajo el embrujo de tu amada. Te diste aquella vuelta, bebiste de aquel vaso que posaba sobre tu mesilla y volviste a cerrar los ojos.

Una de las mariposas entró en tu habitación y se posó sobre ti, pero ni te enteraste. Cuando duermes de forma profunda nadie te entiende, pero aquella noche esa mariposa sí. Y te acompañó durante toda la noche, soñaste con sus preciosos colores, con la libertad de su vuelo con la belleza de sus palabras que sin darte cuenta te susurraba al oído mientras la luna te abrazaba. Y soñaste con extraños viajes alrededor del universo y con las estrellas, te paraste a pensar en la sonrisa de un niño, en el sí de aquel amor….

Te volviste a despertar,  otra vez,  algo te inquietaba aquella noche, una nube la había tapado y te preocupaste pero te seguía abrazando, oías la música de lejos y te quedaste tranquila, el silencio te impidió saltar de la cama y volver a asomarte, ver las nubes correr y la lluvia empezar a caer.

 Amante de la lluvia bajaste a la calle a empaparte de ella, no te importó no interrumpir tu sueño, pero te sentiste sola,  querías mojarte, cantar bajo la lluvia y que alguien te acompañara en esa danza, que alguien bajara desde las estrellas y te cogiese de la cintura, te llevase en volandas por aquella calle oscura y tenebrosa que solo la luz inmensa de tu luna iluminaba. Pero bailaste sola.

 Daba miedo la calle y oiste lobos al acecho, en cada puerta una mala palabra una mala intención, la nube la tapaba y falsas sonrisas llegaban desde el portal, tu miedo lo ahogaste mientras bailabas mirando hacia el cielo esperando moverse las nubes, hasta que al fin apareció. Tremendamente bella,  hermosa,  enorme, única,  fuerte y más libre que nunca.

Yo te observaba desde mi ventana,  no me atreví  a bailar, me dio miedo la lluvia, me dio pena el momento, me dio frío el silencio….. y tú, me perdonaste.

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