viernes, 29 de julio de 2011

JAIME

Sí, aunque pienses que no, te extraño.

Te conocí un día de principios de verano, en Madrid. Llevabas unos tejanos cortos y una camiseta blanca. Yo salía de clase y Miguel nos presentó. Yo también llevaba tejanos mal cortados, con los bordes deshilachados y camiseta de rayas. Recuerdo que fuimos a La Cruz Blanca de Alonso Martínez y nos tomamos unas cañas, y unas tapas, y luego unas copas en una terraza, y luego... luego olvidamos los apuntes en la barra de la churrería!.

Lo nuestro fue amistad a primera vista.

Tú eras especial... no todo el mundo te caía bien.

Yo era especial... no todo el mundo me caía bien.

Supongo que por eso nos caímos bien desde el principio. Teníamos el mismo sentido del humor, nos gustaban los mismos sitios, el mismo estilo de ropa, la misma comida...

Te acuerdas aquella vez que fuimos a comer al peruano aquel? En mi vida he vuelto a probar mejor cebiche, y ahora, siempre que lo como, me acuerdo de aquel pequeño restaurante y de ti.

Recuerdas cuando me llamabas a las tantas... salimos? Sí claro!!... Y aquella noche de mi corte de digestión? Qué mal lo pasamos!

Y de lo de la uña? Te acuerdas de lo de la uña? Jajaja

Y de cuando viniste a pasar unos días al campo y nos pasábamos las tardes muertas tumbados en el césped debajo del árbol enorme, acordándonos de Miguel, charlando, riendo, recordando?

Y de las tardes de domingo, tirados en el sofá, hablando por teléfono para no decirnos nada durante horas....

Y de lo mucho que me has aguantado, y de lo mucho que te he aguantado...

Y de tu casita cerca de Atocha y de aquel chico canario con quien la compartías. Qué guapo era, no? Cómo se llamaba?...

Ha llovido mucho desde entonces.

Tú dejaste Madrid, lo dejaste todo y te fuiste a Buenos Aires. Yo dejé Madrid y me fui a Valencia.

Pero nunca dejamos de ser buenos amigos. Siempre estaba el correo, y el teléfono, y las visitas, y mis promesas de acompañarte a Buenos Aires algún día.

Nunca hizo falta que nos dijéramos que estábamos ahí, porque sabíamos que estábamos. Nunca hubo reproches si no nos llamábamos en una temporada. Cuando nos reencontrábamos siempre era con una gran sonrisa y un abrazo enorme.

Y ahora no sé qué ha pasado. Tiempo. Ha pasado tiempo. Mucho tiempo. Demasiado tiempo. A mi me han pasado cosas y supongo que a ti también. Yo esperaba que esta vez también me entendieras, como siempre. No es que no quisiera llamarte, ni hablarte, ni es que no quisiera contártelo todo. Es que no podía. No quería hablar. Con nadie. Me encerré no sé por qué. Pero creía que Tú me entenderías. Tú.

No lo hiciste y me reprochaste mi silencio y mi ausencia. Y yo tampoco te supe entender...

Y ahora..... te extraño. Aunque no lo creas, te extraño mi amigo...

No hay comentarios:

Publicar un comentario