miércoles, 15 de junio de 2011

CAMINOS



 Hay algo peor que quedarse en medio de un cruce de caminos sin saber cual dirección es la correcta que tienes que tomar, y no es sino el saber que de todos los caminos posibles ninguno llega a ninguna parte, es cuando dudas si permanecer quieto en medio de ese cruce o coger el que sea que sabes no te llevará a ningún sitio. Me preguntaba a veces porqué tenía que elegir alguno, o porqué debía permanecer inmóvil.

Elegí uno un día, hace unos cuántos meses  y tampoco sabía si llegaría a alguna parte, pero esa fue mi decisión, y empecé a recorrerlo, al principio lentamente, despacio, después quizás un poco más deprisa.  Conforme avanzaban los días más seguro estaba  de  que aquel  había sido el correcto, de que no me había equivocado. Empecé a disfrutar caminando, y jamás me importó hacia donde me llevaría, solo vivía el día a día, disfrutando paso tras paso. Nunca me paré a pensar si aquel camino tendría o no final, o si me llevaría a algún sitio concreto,  lo que duraría o de la forma que lo recorrería.

A veces, me preguntaba, que porqué no tendría que ser igual que los demás, aquellos que cuando cogen una dirección saben perfectamente donde  conduce o hacia que meta les llevaría. Pero recuerdo que estaba disfrutando tanto del camino elegido que hubo momentos que deseé  que jamás  acabase, soñaba con seguir andando ese camino todos los días, no quería que ese camino tuviese como todos algún final.

Muchas veces recordaba su principio, y lo he revivido como una de las cosas más maravillosas que me habían sucedido jamás, el coger aquel camino me cambió la vida. Tuve dudas, muchas, a la hora de cogerlo, pero confiaba en que aquel  fuese  el verdadero que debía tomar, y nada más empezar a caminar me percaté de que no me había equivocado.

A lo largo de mi caminar me he encontrado muchas trampas y obstáculos, muchas emboscadas, he tenido malos tiempos  y malos momentos, incluso muchos días de lluvia;  También he tenido días agradables de sol y luz, he reído bajo la luna,  he caminado bajo las estrellas por la noche, y me ha resultado a veces fácil y ameno de andar.  En los malos momentos, aprendí  a apreciarlo y a quererlo, aprendí del esfuerzo que suponía el andar cada día y recorrer sus pasos, a veces en condiciones adversas y difíciles,  aprendí  a salvar todos esos obstáculos que se me presentaban y a valorarlo más. En los buenos momentos, aprendí a disfrutar de él,  comprendí todo el placer y la ilusión que suponía recorrerlo y entendí la forma de admirar su inigualable belleza.

 Le coges cariño, lo haces como tuyo, te acostumbras a vivir en él y a recorrerlo cada día, lo cuidas, lo respetas, lo mimas hasta que terminas por llegar a amarlo como si fuese algo tuyo. Yo elegí aquel camino, y parece que aquel camino me eligió a mí. Y sigo en él a pesar de todo, no sé donde me llevará, ni siquiera sé cuánto durará o cuando terminará, a veces el final del trayecto no lo elegimos nosotros sino que las circunstancias de la misma vida que en su día te brindó la oportunidad de cogerlo es la que te dice hasta aquí has llegado.

 Pero mientras tanto, yo sigo adelante. Me costó mucho cogerlo y elegirlo, incluso dejé muchas cosas importantes de mi vida atrás, apenas llevaba equipaje cuando lo cogí, no cargué libros, ni maletas ni nada porque llevaba a mi lado todo lo que necesitaba;  tuve muchísima suerte porque también pude haberme equivocado como tantas veces pasa, o quizás pude haberme parado ya ante tantas adversidades y haberme apeado de él, si, claro que sí, también podía haber dado marcha atrás,  haber elegido otros o simplemente haber renunciado a seguir andando.

 Pero creo en él, confío en él. Y no me importa hacia donde me lleve o lo que dure,  ni me importa si llueve o hace sol, quiero seguirlo porque soy feliz en él.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tu eres el camino.

Publicar un comentario