lunes, 20 de junio de 2011

IRREVERSIBLE REALIDAD

“Viste la irreversible realidad.
Nunca te pareció tan cristalina.
De repente, todo vuelve a ser oscuridad.
Ya has muerto en tu mundo.
No desesperes.
Te queda el consuelo de vivir en el de los demás.”


Hace algunos años, una amiga me regaló un libro, y en él, en la primera hoja me escribió esta dedicatoria.  Pocos años después, esta amiga murió,  apenas tenía treinta años. Esas palabras siempre permanecieron en mi memoria y he tenido que echar mano de ellas durante muchas veces a lo largo de mi vida. Hoy he vuelto a coger el libro de la estantería, y lo primero que he visto ha sido su dedicatoria. El libro empieza con el siguiente texto de Lewis Carroll: “ Así se hizo la historia del país de las maravillas:  así, lentamente, uno a uno, fueron forjándose sus extraños sucesos y ahora la historia está hecha…”.

Me he acordado de la irreversible realidad, de la claridad con que vemos a veces las cosas después que nos han sucedido, de las innumerables dudas e indecisiones que he  tenido a lo largo de mi vida, de las maravillosas experiencias vividas y de la cantidad de errores que habré cometido. Posiblemente la suma de todos esos errores, experiencias, dudas,  una a una,  me tengan a mí como resultado. Posiblemente, detrás de cada error o experiencia,  en algún momento  me haya  encontrado leyendo de nuevo las palabras que me dedicó mi amiga. Me animaba a la esperanza, me decía que aunque una parte de mí  en ese momento estuviese muerta, aunque me encontrase desanimado o me sintiese culpable,  aunque todo pareciese oscuridad,  que siguiese hacia delante,   ya que la realidad era irreversible y no tenía marcha atrás.

 De todo aprendí, pero no lo suficiente como para no volver a caer en nuevos errores. Creo que no existiría sin mis propios errores y que jamás me reconocería sin ellos, de la misma forma que no existiría sin mis vivencias o experiencias. No es consuelo, porque a veces con esos errores hacemos mucho daño a personas que queremos, daño también a veces irreversible como la misma realidad. No es consuelo, porque muchos de esos errores a veces han  sido originados por mi propio egoísmo sin tener en cuenta el mundo de los demás. No es consuelo, porque todas las vivencias también me enseñaron a cometer menos cada día y a disfrutar más  de las nuevas experiencias y de los demás.
  
A veces, nos damos cuenta tarde, cuando ya no es posible revertirlo, aprendemos de ellos una y otra vez, pero seguiremos cayendo.  Porque tenemos que caer y no es consuelo, es parte de nuestra imperfección, en la esperanza de no volver a caer radica la búsqueda de nuestra propia felicidad y de la de los demás,  de la misma forma que sumamos experiencias bonitas y forjamos nuestro carácter para no volver a cometerlos.  A veces, las lecciones son tan duras que nos marcan de por vida, y a veces, las experiencias tan intensas que jamás se podrían olvidar,  pero no podemos parar,  tenemos que seguir.  Porque en realidad vivimos en el mundo de los demás.

La realidad puede ser cristalina, o puede ser oscuridad,  podemos morir en nuestro mundo como muchas veces  o podremos siempre  vivir en el de los demás. De páginas enteras podríamos rellenar el libro de nuestra vida, no nos hartaremos de leer  y de escribir nuestra historia y al final de todo, en el último capítulo  cuando nos hayamos conocido mejor y hayamos aprendido de nuestros errores y disfrutado de nuestras experiencias habremos descrito el país de las maravillas. Porque nuestra realidad también habrá sido la de los demás.

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