martes, 14 de junio de 2011

PRIMER DIA


Abro el altillo de mi armario y ahí está, enorme y azul, esperándome. Siempre espera y nunca sabe lo que le espera.

La bajo con esfuerzo porque aunque está vacía, pesa, pesa igual que pesa el vacío. La observo e intento sonreír. Ella siempre sonríe porque mantiene la esperanza de un viaje a mejor. Está un poco vieja, su azul parece que tiene una fina capa mate que le quita el brillo de cuando la compré. Tiene algún que otro arañazo, y observo que alguno es profundo... algunos viajes son casi peligrosos. Todavía lleva colgando las etiquetas de facturación del último viaje. Las quito. No sé por qué no las quité antes. Todavía tengo recuerdos de aquel último viaje, pero este es nuevo y aunque la maleta es la misma, el destino espero que sea diferente.
Siempre se engancha el cierre y el código de seguridad no funciona, pero acaba por abrirse y espera mi equipaje. En realidad no sé qué meter. No sé cuánto durará el viaje ni por dónde pasaré. No sé si lloverá o si hará buen tiempo. Supongo que lo mejor será meter cuatro cosas e improvisar sobre la marcha.
La mayoría de las veces abro ese altillo emocionada, con un poco de nervios e ilusión. Aunque sepas dónde vas nunca sabes exactamente con qué te vas a encontrar. Y esta vez no sé dónde voy, así que debería estar doblemente emocionada, pero… es curioso, no lo estoy. Estoy haciendo la maleta, con el armario abierto y toda la ropa revuelta. Estoy cansada de viajar, casi tan cansada como mi maleta, pero este viaje lo hago por necesidad.

Meteré algunos libros, música, alguna cena con amigos, sol, arena de playa y poco más. No quiero olvidar un saco pequeñito, pequeñito, lleno de amor que es muy importante para mi. No sé dónde meterlo. En la maleta no, no me la vayan a extraviar y no querría perder ese saquito por nada del mundo. Lo meteré en el bolso, o mejor en uno de mis bolsillos, así lo notaré cerca de mi siempre.
Creo que llevo todo lo que quiero llevarme.

Cierro mi maleta. Es ligera. Los recuerdos no pesan, o eso dicen.
Salgo por la puerta, cargo la maleta en el coche y arranco el motor. No sé dónde ir... Dejo demasiadas cosas atrás, pero tampoco podría cargar con todas... no podría irme si lo hiciera. Pongo la música a toda pastilla porque no quiero oír las voces que me piden que me quede, y aprieto el acelerador. Y me quedo a solas conmigo. Respiro y miro hacia el frente...
----------------------------
Llueve mucho durante este primer día de viaje. No para de llover. Esta mañana he visto un pequeño rayo de sol y he sonreído. Pero no para de llover. Tengo que seguir adelante... y esto tiene pinta de no parar en mucho tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario