martes, 28 de junio de 2011

CALOR

Hay días en los que el calor no deja que te muevas. Te atrapa y te deja hecha un trapo en el sillón, sin ganas de hacer nada, con una sensación de pérdida de tiempo total... Así estoy yo hoy. Me pesa todo el cuerpo.

No es un calor sudoroso, es un calor que te inunda, seco, que te sale desde dentro e imaginas que eres una estufa portátil. Te da dolor de cabeza y te embota los ojos... casi estás a punto de estallar, pero eres incapaz de moverte. Lo veo todo amarillo.

Tengo la piscina enfrente y no me apetece ni moverme para ir a refrescarme!! Así que, ante tal panorama lo único que puedo hacer para no entrar en combustión espontánea y empezar a arder como por arte de magia, es intentar quemar algunas calorías... Uf! Qué complicado! Quemar calorías para aliviar el calor... un poco incongruente me parece esta idea, pero es la única que se me ocurre para tener menos calorías pululando por mi cuerpo!! Además... al quemar calorías se suda, y lo que menos me apetece ahora es sudar... Y quemar calorías sin moverse... es posible? Pensar quema calorías? Porque lo único que puedo hacer ahora es pensar... El calor no me deja hacer nada más. Y comer picante? Hay quien afirma que comer picante alivia el calor... al igual que beber té ardiendo en el desierto, y seguramente será verdad (la verdad... no pienso comprobarlo ahora.... puede que cuando caiga el sol...).

Pensar con claridad con un ataque de calor como el que ahora mismo me invade no es fácil (se me nota mucho, lo sé; no hacía falta que lo dijese, pero... ya está dicho, y tampoco tengo ni ganas de darle al “borrar”), así que tendré que pensar con turbiedad...

Y qué se me ocurre pensando turbiamente? Pues se me ocurre que estoy bien, que me gusta el verano y el calor, y verlo todo turbio, y cansarme de verlo todo turbio y sacar fuerzas de donde pienso que no las tengo, y salir a la piscina como una zombie arrastrando la toalla y dejarme caer en el agua, sin pensar en que puede que me lleve un susto tremendo por el enfriamiento espontáneo, y empezar entonces a pensar con claridad. Sí, me gusta el verano y el calor.

Me gustan las noches de verano, y los granizados, y la playa por la noche (la playa por la noche? He dicho yo eso?... sólo me he bañado en el mar dos veces por la noche y casi me muero del agobio de pensar en el pulpo gigante!), y los niños gritando en la piscina a la hora de la siesta (he vuelto a decir una tontería?), y las patatas fritas con coca-cola al borde del agua (esto no es ninguna tontería!).

Y ya son las ocho y cuarto, y creo que me voy a levantar a darme una ducha fresca, untarme de crema con algún aroma cítrico, ponerme un vestido de verano y sentarme en el porche a esperarte. Tenemos ensalada para cenar, ya lo sabes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario