Llevo tiempo que no escribo, pero hoy he vivido un suceso
que me ha hecho pensar en cómo pasa el tiempo. Vuela..., y muchas veces no nos
damos cuenta.
Nostálgica??
No, bueno, sí, ... no...
un poco quizás... no sé... no. No.
Recuerdo cuando cumplí los 22 años, los dos patitos! Los dos
patitos! Qué vieja!, me decía mi hermano... A mi me parecía que ya era súper mayor y que estaba en ...
otro estatus!. Y parece que fue ayer, pero ya ha pasado casi el mismo tiempo
otra vez.
22 años... en la Flor de la vida.
Flor... eso es lo que me ha llamado la peluquera cuando
venía hacia el lavacabezas... Ya voy flor!.
Flor????
La última vez que había oído llamar Flor a alguien fue a una
abuelita mientras le lavaban la cara después de comer!!!
Flor...
No me ha sentado nada bien.
Y es que claro, yo voy a la peluquería muy poco, cuando veo
que es cuestión de urgencia, pero si la cosa sigue por estos derroteros creo
que voy a ir mucho menos.
Flor...
Y me fastidia más lo de flor porque la peluquera tendría...
25? 26?... a 30 no llegaba seguro. Y yo que en los espejos de la peluquería
siempre me veo horrorosa, no sólo por lo horrenda que te dejan con el tinte
puesto, que ni se molestan en dejarte un poco visible. Bueno, visible sí que te
dejan, es más, te dejan abandonada a tu suerte en medio de la sala, al acecho
de todas las miradas, sobre todo la del chico jovencito que se sienta a tu lado
con una cara de entre susto y risa que te da que pensar, y mucho!. Pues eso,
que no te dejan nada visible, y yo que me miro al espejo y entre pelos
alborotados y llenos de un engrudo pestilente, me fijo un poco y empiezo a
contarme las arrugas... me agobio, la verdad. Y entonces empiezo a intentar
mejorar mi expresión (algo totalmente imposible, porque la cara es la que es y
la luz de la peluquería es la que es), bajando las cejas, relajando los labios,
intentando sonreír sin que se note en la boca (para no parecer boba
fundamentalmente)... en fin.... misión imposible. Horrenda.
Aunque entre espera y espera, he leído en una publicación
científica de esas que te ofrecen en las peluquerías, que los 40 son los nuevos
30, y parece que me he animado un poco. Aunque por esa regla, los 20 qué son,
los 10? Ya no sé si creerlo...
Y al final he llegado a la conclusión de que Flor me lo ha dicho
por la cabeza que me ha dejado. Sabéis esas plantas que tienen semillas que
vuelan? Pues algo parecido.
Parece que me haya lavado la cabeza con alcohol de quemar,
la noto reseca y tirante, y el pelo, pues lo mismo. Lo secan con una pasión que
lo llenan de electricidad estática, así que casi he salido volando de allí.
Como una flor... sí.
(Espero que nadie haya llegado hasta aquí...)
Y el caso es que cuando tenía 22 años no me pasaban estas
cosas....
Flor...
Flor.
Já flor!
Llevo tiempo sin escribir... menos mal! Prometo no volver a hacerlo en mucho tiempo!!
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