martes, 17 de mayo de 2011

HISTORIAS POR INVENTAR


Cada dia y a cada momento una historia por inventar, un reclamo hacia tí mismo sin querer y sin dejar de sorprenderte por cualquier cosa. Quizás una simple llamada, una simple mirada, un simple pensamiento te hace viajar fuera de tí mismo y compartir ese momento, imaginar otros o simplemente disfrutar. Pequeñas cosas vertidas sobre tí alimentan como gotas dias veloces que se repiten sin detenerse, es el oxígeno que necesitas para seguir andando por ese camino interminable que hace muchos años comenzaste. La de historias que cada día vivimos sin darnos cuenta y que dejamos en el olvido, las sustituimos por aquellas importantes que nos dejan huella y apenas las percibimos pero nos acompañan a todas horas. Son nuestro soporte más hermoso que nos empuja hacia la próxima vez, ciegos de muros enfrente sin pestañear buscamos aquellas que nos haga reaccionar mientras pasamos de puntillas sobre esas pequeñas palabras, esos imperceptibles gestos o esos imaginados pensamientos que en cualquier momento se detienen en tí sin saberlo.

Somos esa linea imaginaria que trazamos cada día y nunca nos atrevemos a anotar. A veces tonterias dejamos que pasen de largo por nuestro lado sin hacerle caso y sin darnos cuenta. La de historias que nos invaden a cada momento y apenas percibimos porque estamos pensando en otras quizás más importantes. Somos conscientes de nuestro propio pudor y secretos y encerramos nuestros minutos ocultos tras siete llaves porque quizás pensemos que nadie nos hará el mínimo caso, y tal vez alguien en el otro lado esté en este momento pensando en tí de la misma forma que tú lo estás haciendo. Nos debatimos en el tiempo y ni siquiera contamos los minutos, solo esperamos que pasen de largo sin hacerles caso, vivimos el mañana de manera errónea y nos alejamos de nuestro propio lado, de esa historia que siempre nos acompaña.

Te miro mientras te escribo y te hago partícipe de mi vida en este momento, siento como das sentido a mis letras y me ayudas, compartes mi momento sin darte cuenta, formas parte de mí porque ahora eres mi historia. Y me fijo en tí para poder escribirla, te siento a mi lado y me lees de la misma forma que yo antes te la escribí, a veces vacía o en blanco noto como tus ojos la van rellenando de la misma forma que mis manos antes lo hicieron por tí. Encadenados a un folio en blanco percibimos compartir este momento sin darnos cuenta, ahora noto cuando sonríes y te sientes observado mientras me lees y piensas en mí de la misma forma que yo lo estoy haciendo ahora. Sin darnos cuenta y sin hacer nada estamos compartiendo juntos esta misma historia.

Formamos parte de esa llamada de teléfono, de ese mensaje recibido o de ese pensamiento que desconocemos, de ese saludo cortés que entraña una señal inequívoca de implícita alegría, pensamos que estamos solos en el mundo y no vemos apenas nada, saltamos por momentos cuando llaman a la puerta o decides llamar a un viejo amigo, nos metemos en la noticia que nos dan por televisión, tarareas la canción que suena sin querer o respondes con educación a ese viajero perdido, abres la puerta y echas la quiniela para en el primer momento pensar que ojalá y te toque o saludas al panadero cuando le pides tu barra de pan. Son historias que forman parte de tí cada día, como esta en que me lees y decides compartir conmigo. Eslabones diminutos que nos rellenan el tiempo que tendremos que plasmar al lado de esa línea que siempre nos acompaña.

Priorizar las palabras, el tiempo o nuestros propios pensamientos nos hace inútiles prisioneros de nuestras horas y nuestra espera, si renunciamos a nuestras cosas pequeñas jamás viviremos los suficiente y la angustia se apoderaría de nosotros, cada paso que damos y cada palabra que vertimos nos da sentido. Acompañas mis palabras y ya estás deseando responderme, de hecho ya lo estás haciendo y quizás te sientas menos solo o el reloj haya pasado más rápido para los dos, en realidad ya estás pensando en otra cosa que sin duda harás como parte de esta cadena que sin querer estamos formando. Y no has hecho nada en realidad, en realidad no he hecho nada, solo formar parte de esta historia que nos acompaña en cada día, a cada momento.

2 comentarios:

Rose dijo...

Pues sí.
Deseando responderte! jaja Poca cosa, pero lo suficiente para que siga la cadena de pequeños acontecimientos que conforman nuestra vida diaria.

Y es que nos quejamos de la rutina. Que siempre hacemos lo mismo y que nunca pasa nada interesante. Pues sí y no. Porque la vida en realidad son muchas pequeñas cosas.
Si te fijas, cosas importantes en la vida pasan pocas veces (a no ser claro, que seas Presidente del Gobierno, y aún así...), 6, 7, 8 cosas importantes puede que pasen?, y cosas muy importantes?, todavía menos yo creo.

Son los detalles, esos a los que no hacemos caso y casi nos pasan desapercibidos, los que forman el relleno más importante del día a día. Así que saludar al vecino, quejarte de las obras de al lado de tu casa, comprar el pan o poner pomada en la rodilla de tu hijo, son la Vida.
Pueden parecer tonterías que de no haberlas hecho nada habría cambiado, pero que cuando te acuestas y piensas en todo lo que has hecho durante el día, te das cuenta de que esas pequeñas cosas que lo han rellenado eres tú, tu forma de hacer las cosas, tu forma de ver la vida... te das cuenta de que en realidad nada es tan importante y todo lo es.

efejota dijo...

Despertarte cuando el sol empieza a salir y asomarte al balcón a verlo mientras pones la cafetera a calentar y escuchas esa canción que tantos sentimientos te despiertan y que a veces te hacen derramar una lágrima o te dibujan una sonrisa sin saber muy bien porqué, vestirte mientras la escuchas de fondo o te tomas ese café, bajar al parking y de nuevo la vuelves a escuchar camino de la oficina, encender el ordenador y saludar a los amigos, recibir esa llamada dándote los buenos dias o coger esas llamadas y solucionar esos pequeños problemas, comentar tus chascarrillos cotidianos con alguien y compartirlos o esperar a que alguien a quien esperas se asome y pregunte por tí

Mirar el reloj e ir a recogerlo al colegio y preguntarle que tal le ha ido la mañana, preparar esa comida para él y compartir sus inquietudes o que te cuente sus experiencias, abrirte a él y que comparta tambien todas tus cosas, sentarte en el sillón mientras saboreas ese delicioso café y de nuevo vuelves a compartir con tus amigos unas risas mientras de vez en cuando te suena el teléfono y saludas a tu madre y le preguntas como le va. Te inventas una historia para compartirla con los demás y piensas en lo que podrias inventar y abres esa página en blanco y te dispones a escribirla mientras esperas que él se conecte para compartir ese momento.

Observar a tu hijo mientras oye música o chatea con amigas y ves que se está haciendo mayor, ver la televisión o prepararle la cena con ese amor que siempre haces, asomarte de nuevo a la ventana y observar las estrellas o la luna, desvestirte lentamente mientras le echas de menos y miras de reojo el teléfono y la hora, taparte y fumarte ese cigarrillo mientras le avisas y comienzas a oir su voz, despedirte con un simple te quiero y cerrar los ojos....

Completar el puzzle de tu día recordando esas pequeñas cosas, que como decía el cantautor, nos dejó un tiempo de rosas en un rincón, en un papel o en un cajón....

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