martes, 24 de mayo de 2011

EL CAMINO DE ENONE

Caminos que se presentan ante nuestros ojos y nunca nos atrevimos por miedo, pena o cobardía dilatan nuestras pupilas hasta entristecernos y sumirnos en un callejón sin nuestra propia salida hasta sentirnos ahogados, ojos al suelo y miradas al reloj viendo pasar los dias mientras en nuestra mente aparecen horizontes muy lejanos de juventud o experiencias perdidas y solo lamentamos que de nuestras manos se nos escape nuestra propia vida sin hacer nada por impedirlo. Lamentable perspectiva ajena a soñadas decisiones que pululan por nuestra cabeza y nos hace dar terribles vueltas en la cama cada noche. La cobardía nos bloquea y la sensación de estar haciendo algo mal nos impide la claridad de la luz que enfoca ese horizonte deseado.

Tragamos la saliva perniciosa que nos susurra al oido cualquier tiempo pasado fué tal vez mejor pero perdido entre nuestras arrugas de rutina melancolía viendo a través de la ventana correr el mundo ante nuestros ojos y permanecer quietos o futuro mejor soñado y preguntarte porqué tú no tienes ese billete que te adentre también en esa vertiginosa vida, en esos preciosos sueños que se asoman cada tarde por esa misma ventana. Vemos pasar las tardes y las horas, nuestros sueños se consumen tras esa ventana y nos ahoga la indecisión, buscamos la excusa perfecta para nuestra propia mentira y cualquier cosa vale para gritar de una vez todo ese silencio que nos mataba y nos ahogaba.

Dejamos por una vez que la luz atraviese nuestra retina e ilumine nuestro valor soltando un grito de rabia contenida, sin mirar atrás por miedo a volver al precipicio que siempre nos atormentaba, hinchamos el pecho y soltamos aire creciendo por momentos unos centímetros de ilusión mientras calculamos con paso firme el paso firme y decidido. No hay marcha atrás te repites y te vuelves a repetir, momento soñado de tu liberación te vuelves a asomar a esa ventana mientras te fundes en tu propia contradicción. Ahora ves en el horizonte a Enone subida sobre un precioso caballo blanco, sus cabellos al viento y la brisa dándole en la cara fresca y radiante y sonríes mientras tu rostro se inunda de lágrimas calladas y el miedo sobrevuela tan mágica visión, décimas de segundo suficientes para enjugártelas con suspiro hondo sintiendo un puñal en tu corazón y arrancándotelo a trozos mientras vuelves a sonreir, abres la puerta y echas a correr.

Desnuda como el viento, tus cabellos al aire y el pánico amenazándote tu mirada emprendes el camino de aquel caballo blanco que imaginaste tantos dias. Sabes que cada pausa y descanso te hará llorar y brotará de la herida sangre culpable, aprendes pronto y te tragas tu aliento sin remedio hasta alcanzar el final del maldito puente sobre antiguas aguas turbulentas. Desvalida y sudorosa, sangrante y cansada logras el final de tu propia huida y de pronto tu rostro embellece mientras el caballo te espera al otro lado, lo acaricias y sientes el silencio del mundo a tus pies, no miras atrás ni recuerdas el sufrimiento de la carrera que te ha hecho libre. Comienzas una nueva vida. Te subes a ese caballo blanco y que te lleve donde quiera sin pensar ni siquiera donde.

Tu corazón respira, y se hinchan tus ojos al ver la luz de las estrellas por primera vez mientras juegan tus sueños traviesos con el firmamento y se entrecruzan con la luna mientras bailan los planetas y aplaude el universo a tus pies. Solo es un momento. El caballo blanco necesita beber y tú necesitas descansar. No lo conocías y te abrumas en la oscuridad extraña pero sobrevives y creces minuto a minuto, tu figura enaltece y tu rostro emblanquece, tu mirada gira y gira entusiasmada hacia un lado y hacia otro, él te espera y vas a su encuentro compartiendo un nuevo camino mientras cogida de su mano dejas el caballo volver a otros mundos, a otras almas encarceladas entre sueños, y te retiras de allí, te adentras a la vida y a la luz, y empiezas de nuevo a soñar.

Te das cuenta que los sueños nunca desaparecen, sino que reproducen sus sonidos cada noche y te hablan de amor, te distraen y te miran. Eres mayor de edad en sueños y te paras a pensar, volver a tí misma y conocerte mejor era el tuyo, abres las manos y lo miras ahí, lo tienes y te preguntas si era ese el que querías. Si era ese el camino, si eras tú la que soñabas esa tarde mirando la ventana. Lo elegiste tú. Y ahora vuelas como volaba aquel caballo blanco aquella tarde. Respiras hondo de nuevo y le das cuerda a tus sueños cada noche, te preguntas si Enone sonríe y contempla el cielo estrellado cada noche, te preguntas si ahora es feliz, te preguntas si se hace preguntas cada noche, ahora te preguntas si escogió bien su camino o simplemente ha vuelto la vida disfrazada de aquella sonrisa que siempre echaste de menos o de aquella ilusión perdida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario