miércoles, 25 de mayo de 2011

EL PÁJARO Y LA NIÑA


    Una tarde de otoño una niña estaba triste y pensando en lo que podría hacer para mitigar su tristeza se dedicó a observar a los pájaros. Vió a muchos volar sobre su cabeza pero se fijó en uno; el pájaro al observar que la niña le miraba, revoloteó alrededor de ella y la niña sonrió. Cada tarde regresaba al mismo lugar para ver si volvía a ver al pájaro que le hizo sonreir, y lo veía, y el pájaro cada vez que veía sonreir a la niña más revoloteaba, y la niña más sonreía.

Pasaron los dias y pasaron las tardes, y la niña cada vez más sonreía, ya no estaba triste, el pájaro le habia devuelto la felicidad, y la niña ahora si estaba ilusionada. El pájaro al ver tan feliz a la niña también se sintió feliz, y se hicieron muy amigos. Pasaban las tardes juntos, y ambos sonreían.

Una tarde se fueron juntos a la playa a ver el mar, y estuvieron juntos toda la tarde, el pájaro dejó de volar y se sentó a su lado sobre una gran roca. Pasaron una horas preciosas juntos, y el pájaro se enamoró de la niña. Pero la niña, que ya estaba feliz le dijo que no podía ser, que él tenía que volar lejos y que ella solo quería ser feliz, y ya lo era. Pero no quería nada más.

Un día la niña se fijó en otro pájaro, y lo observaba con atención, ya que también revoloteaba encima de ella, y ella también le sonrió. Parecía feliz. El primer pájaro la miraba como sonreía desde lo alto y miraba como el otro pájaro revoloteaba sobre ella. Al verla feliz se alejó y voló lejos, se escondió y se dedicó a volar. De vez en cuando pasaba por allí y los veía sonrientes, y se volvía a alejar.

Una de las tardes que revoloteó por el sitio para ver como se encontraba la niña la encontró triste, y le preguntó que porqué lo estaba, la niña le contestó que no lo sabía pero que volvía a estar triste. El pájaro le hizo compañía esa tarde, y la niña empezó a encontrarse mejor. Volvió a la siguiente tarde, y a la siguiente, y la niña de nuevo empezó a sonreir, y así de nuevo el pájaro le visitaba cada día, y la niña de nuevo empezó a ser feliz. El pájaro dejó de volar, y solo se dedicó a revolotear alrededor de la niña para que ella sonriese, para que ella fuese feliz.

Desde entonces, cada día y cada tarde, el pájaro y la niña pasaban las horas juntos, ella sonreía cada vez más, y el pájaro era feliz, y así pasaron los dias. El pájaro no dejaba de revolotear alrededor de la niña, y la niña cada día se sentía mejor con el pájaro. Un día, el pájaro le volvió a decir que la quería y ella le contestó que con él se sentía muy feliz, y que cada día que pasaba mejor se encontraba. Un día la niña le dijo que ella también le quería, porque le hacía muy feliz.

Y empezaron a salir juntos, y cada vez se les veía más unidos. Se veían a menudo y ya no solo el pájaro revoloteaba, sino que se acercaba a ella, y le picoteaba sus manos, mientras ella se acercaba a besar sus plumas, se les veía contentos y alegres, y cada vez se sentían más cercanos. Un día de los muchos que se vieron, a la niña le entró miedo de haberse enamorado de un pájaro, entonces se acordó que ella lo único que quería era ser feliz, y que el pájaro ya le había devuelto la felicidad, y ya sonreía. Le pidió al pájaro que se alejara, y el pájaro se volvió a alejar, y volvió a volar.

El pájaro se marchó triste, y la niña cuando le vió alejar también se empezó a poner triste. Al día siguiente se asomó para ver si le veía, pero el pájaro se había marchado volando hacia otra parte. La niña empezó a echarle de menos, y se asomaba cada tarde por el mismo sitio para ver si lo volvía a ver. El pájaro volvió a la tercera tarde, porque también la estaba echando de menos, y la vió esperándole. El pájaro dejó de estar triste y la niña empezó a sentirse mejor. Ya estaba otra vez con él.

Volvieron a salir juntos, y a verse cada día, y a ser felices, se veían a menudo y viajaron juntos, y él la enseño a volar y hablaban mucho, y se conocieron mejor. Por fín la niña era feliz, y el pájaro también. Se les veía contentos y enamorados a los dos. El pájaro cada vez que podía iba a verla y a estar con ella, y ella siempre le estaba esperando. Pasaron los días, y pasaron los meses, y la sonrisa siempre se le veía en la cara de la niña. Era feliz. Y el pájaro también.

Una tarde la niña le dijo al pájaro que de nuevo necesitaba que se alejara de él. Que aunque le hacía muy feliz quería estar sola. Que ya sonreía y era feliz. El pájaro se puso triste y de nuevo comenzó a volar. De nuevo tenía que alejarse de ella. Ella le miraba mientras se alejaba y poco a poco desaparecía de nuevo. El pájaro miró para atrás y triste siguió su vuelo. Ella se quedó triste, el pájaro no entendía nada.

Un día la niña empezó a asomarse a la ventana de nuevo para ver si veía al pájaro, lo echaba de menos. El pájaro siempre volvía pero nunca la veía asomada a la ventana, nunca coincidían. Harta de esperarle la niña fué a buscarle, recorrió los primeros sitios donde se conocieron, los lugares que visitaron, los sitios que frecuentaron, recorrió pueblos y ciudades en busca de su pájaro y no lo encontraba, le preguntó a otros pájaros y nadie sabía nada. Lo buscaba y lo buscaba, uno y otro día....

El pájaro, harto de que no se asomase a su ventana, se postró sobre ella, y allí se quedó durante dias y durante noches, esperándola. Pero ella no aparecía. Ella estaba buscándole mientras él la esperaba.

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