miércoles, 25 de mayo de 2011

SILENCIO

Sé que esperas mis palabras y te dejas los ojos en las mismas cosas que ya viste hace un momento y el silencio de mis labios te inquieta. Sé que miras la pantalla esperando que despierte y suene la melodía, esperas que aterricen pensamientos por alguna parte y asomarte a verlos sin sentir la gravedad del silencio que nos ahoga. Dejas pasar el tiempo impaciente acelerando sus desesperantes minutos, pero no se mueve. Hoy todo parece muy lento, casi quieto, inmóvil, inerte. Es un día extraño aunque el sol haya salido igual que todos los días. A veces las palabras no salen, no fluyen aunque sean necesarias, a veces se niegan a rellenar un folio vacío, un hueco vacío.

Retumba el eco de ayer o antes de ayer sobre nuestras paredes y enmudece el sonido de las teclas por instantes. No se enciende ninguna luz ni parpadea el cristal, solo el horizonte te acerca por la ventana como queriendo ver, imaginar que tras él quizás esté yo a lo lejos y en aquella dirección. Yo hago lo mismo intentando escalar con mis ojos las montañas que nos separan los metros que nos acercan.

No estás sola porque tu angustia es la mía, tus lágrimas resbalan por mis ojos de igual manera que mis silencios acallan tu garganta. El miedo nos bloquea y sangra corazones dañados por falta de aire, se nos oprime el pecho al mismo tiempo que nuestros pensamientos vuelan hacia la otra parte, piensas en lo mismo que yo y por momentos se cruzan en el viento dejando caer sobre el mar la duda de que estaré haciendo o que estarás pensando.

Aún quedan horas, ya han pasado algunas, hemos trotado por el mundo intentando evitarnos sin evitar poder mirar el reloj. Has adornado tus platos de bonitas palabras y te has rodeado de amigos, te has despertado pronto y has desayunado, has empujado tus horas y como has podido has intentado sonreir y te han sonreido.

Aunque mi voz no te llegue y te asuste mi silencio a mí sí me llega la tuya, retumba sobre mi almohada y se abraza sobre mi pecho, cierra los ojos y besa mis labios como cada noche, tu susurro me llega como siempre y prepara mis sueños, la siento pegada mientras se apaga la noche como cada noche cuando llega.

Yo me he peleado con el tiempo intentando arrebatarle su indiferencia, he volado con los pájaros acordándome de tí y me he entretenido llenando huecos de folios en blanco, he pensado en tí como tú lo has hecho en mí; a mi nadie me ha sonreido pero no me ha importado, hoy sabía que no podría.

He escuchado tus palabras a cada paso que daba, te he imaginado muchas veces y te he puesto en varios sitios según la hora asomándome en cada mirilla para poder verte en cada lugar. La de veces que habrás hecho lo mismo y la de veces que habrás pensado donde estaría. El silencio está roto por los recuerdos de ayer mismo y aún retumban tus palabras, oigo lágrimas caer y apagarse la voz en un sueño difícil. Me siento extraño, y aunque sé que me estás leyendo es como si me faltaras, como si algo me faltara.

Siempre viene bien el consuelo amigo y bonitas palabras que nos hagan llevaderas algunas horas, sentir menos la ausencia con la rotura de silencios angustiosos o hablar con alguien para no sentir tu vacío, confluir ideas que nos delate nuestro alterado rostro o enlazar páginas con vagas sonrisas que nos haga mirarnos en otros espejos. Esconder la tristeza que aprisiona nuestros estómagos, levantar persianas o barrer la terraza y despojarnos de ese maldito pañuelo que hoy amaneció empapado.

Es la palabra de un silencio difícil que cuesta sacar. He dudado mucho y no sabía lo que hacer con él. Quizás lo lance al aire para que algún hada lo pudiese convertir en grito y se pudiese confundir con el eco de uno tuyo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

http://youtu.be/q64eN6pQLBs

issa... dijo...

hermosso escrito

Publicar un comentario