jueves, 29 de septiembre de 2011

LA ESPERA



   Todos los pensamientos del mundo se le agolpaban en la cabeza. Y media, y allí no había aparecido nadie. Estaba nerviosa, y pidió un nuevo whisky. Se habrá arrepentido, le habrá pasado algo, no podía ser, confiaba en él, seguro que se habría retrasado por alguna cosa, no se habían intercambiado los teléfonos, no sabía lo que hacer, solo esperar…..

Se levantó y fue al baño, para arreglarse un poco, se quedó mirándose al espejo, pensando….

Abrió la puerta y un vuelco le dio el corazón. Era él. Pero no podía ser él. Chaqueta azul marino, camisa azul claro…. Se quedó bloqueada, sin saber que hacer, no podía ser él. No la había visto, su mirada ojeaba un periódico. No tuvo más remedio. Se acercó.

_ Hola

Al levantar la vista, se quedó paralizado, su nerviosismo era evidente, apenas balbuceó un hola tembloroso, tú? Si….. Cómo estás? Bien, y tú…… Bien….

No sabía que decir, se sorprendieron los dos, ninguno lo esperaba, pasaron unos segundos intensos donde el tiempo pasó a una velocidad inaudita, se notaba tensión, duda, sorpresa, era difícil explicar aquello, y durante los segundos que permanecieron callados, ninguno acertó a articular palabra…. Te veo muy bien, va todo bien?, Si, gracias…..

Le sorprendió esas preguntas, como si no se conociesen de nada, habían sido unos meses intensos, le había querido, se había enamorado de él, no entendía nada, y estaba ahí, de pie, nerviosa, sin saber que hacer…..
Hola, cariño…… oyó por detrás de ella. Una voz femenina rompió de golpe aquel envenenado silencio. El, estaba nervioso, se le acercó y le dio un beso en la boca. Te presento a Angela, una amiga….. Se había quedado muda, sin saber donde estaba ni lo que decir….. Encantada, bueno, me alegro de verte, y de que estés bien. Igualmente.

Se dirigió despacio hacia su mesa, el miedo le hacía temblar las piernas, bebió un sorbo del whisky para intentar asimilar lo que le estaba ocurriendo. No sabía si alegrarse, o entristecerse por la confusión vivida, estaba claro que no era  él, la persona con la que había quedado. Pero tampoco esperaba encontrárselo allí, a cientos de kilómetros de distancia, después de estar dos meses sin saber nada de él excepto aquella tarde que volvió a la taberna. Pero no era la misma chica, era otra. No podía ser, el mismo hotel, la misma hora. 

Creyó desmayarse, se sintió mal, aguantó, y los vió a los dos dirigirse hacia el ascensor, no levantó la vista, enmudecida no sabía lo que pensar. Estaba perdida.

Y allí, no había aparecido nadie nada más que él. Le conocía bien, él era incapaz de hacerle eso. No le creía capaz. Era imposible. Pero seguía estando allí sola, y nadie aparecía….

Meditaba, estaba confusa, aturdida…. No sabía lo que hacer, si levantarse e irse, pedirse otro whisky, esperar…..

Se abrió la puerta de la cafetería, y entró un botones, avanzaba hacia ella. Perdone, señorita, acabamos de recibir una llamada, y pensamos que es para usted, nos han dicho que llevaría un bolso granate…. Si?. Nos ha comunicado un caballero que le comuniquemos, que se ha retrasado, pero que viene hacia aquí….. Desea alguna cosa, señorita?. Se encuentra usted, bien?.

Seguía paralizada, apenas atendió el mensaje, le dio las gracias, y permaneció inmóvil. No había reaccionado. Los pensamientos se le acumulaban, se entremezclaban, se agolpaban en su cabeza a punto de estallar. Espero, viene por fín, pensó mientras no dejaba de pensar en que en alguna habitación de alguna planta, se encontraría él, allí, con aquella mujer.  Sintió rabia. Casi dolor. La ilusión con la que había atravesado esa puerta se había desvanecido de golpe, y él estaba a punto de llegar. Ella solo quería llorar. No sabía lo que hacer. Permaneció inmóvil, paralizada…. Con la mirada perdida.

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