jueves, 15 de septiembre de 2011

LA LLAMADA



…. Era él.  Siempre solía llamarle sobre la misma hora. Mientras había estado mirando la página que solía visitar cada noche, no había dejado de mirar cada treinta segundos el teléfono a la espera de que sonase de una vez, como si sintiese que si lo miraba sonaría antes o si tuviese la sensación de que si lo miraba en el momento que sonase lo atraparía, o quizás es que con su impaciencia es como si le empujase al otro a llamar antes, como si le estuviese esperando detrás de la puerta…..
  
  _ Estás sola?...... se oyó al otro lado con una voz inconfundible

   _ 

De nuevo aquella voz, su voz. Cuando se iluminó el móvil y vió en pantalla aquel número, su cuerpo se tranquilizó. Siempre procuraba hablarle en voz baja como si tuviese miedo a que le escucharan. Se sentía bien, como cercana a él mientras le oía, mientras le respondía. A veces cerraba los ojos y casi siempre se alteraba ante su voz.

Esa noche, se sintió más alterada de lo normal, pero no quiso que se lo notase. Le habló como siempre, como todos los días, y se mostró igual de ilusionada que cualquier día. Hablaron de todo y casi de nada, solo la presencia de su voz le permitía darle trascendencia a cada cosa que decía, quería captar cada palabra y guardarla para luego desgranarla poco a poco y pensar en cada una de ellas.

Aquel día había deseado que sonase lo antes posible, necesitaba esa llamada, necesitaba oírle, escucharle, saber que estaba allí, al otro lado de esa diminuta pantalla…. Por un momento se le olvidó todo lo que le había ocurrido durante el día, cerró los ojos y se dejó envolver una  vez más. Por momentos abría los ojos y se le notaba algo más tensa de lo habitual, respiraba y volvía a meterse en la conversación.

Así, cada día….. Ese momento era como un refugio donde resguardarse, el momento de sentirse otra, de viajar, de soñar, de olvidarse de muchas cosas. Se sentía diferente…. recostada sobre su cama y el celular pegado todo lo que podía sobre su oreja como acariciándolo perdía la noción del tiempo, pasaban los minutos como ráfagas de viento y apenas los percibía. Se sentía tan cercana a esa voz, tan metida en él que no pudo oir la puerta de la calle abrirse. A esas horas, siempre solía estar sola y solía subirse a su habitación en la planta de arriba.

Ese día, había decidido volver antes a casa. Estaba agotado y no tenía ganas de nada. Normalmente solía alargar mucho su regreso, pero esa noche decidió regresar temprano. Giró la llave de la cerradura, dejó las llaves encima del recibidor, y se fue hacia la cocina, abrió el frigo y bebió agua, se fue al salón y encendió el televisor, se quitó los zapatos y se acostó a todo lo largo. Miró hacia el cuarto de baño, y vió la luz apagada, no oía ruido de la ducha, se extrañó.

Se incorporó, y se dirigió hacia las escaleras. Subió despacio sin encender la luz, se acercó a la puerta de su habitación, giró el pomo, y la vió tumbada en la cama de espaldas hacia él hablando por teléfono, solo tenía la luz de la mesita encendida.

  _  Hola…

Se asustó. No se esperaba verle allí. Dio un respingo e intentó apagar el teléfono, pero los nervios le traicionaron y no lograba dar con la tecla, con lo que la situación de anormalidad y de sorpresa se agravó. La vió pálida, nerviosa, como culpable.

  _ Con quién hablas?
  _ Con nadie….. cómo tú por aquí, a estas horas?
  _ Se puede hablar por teléfono con nadie?
  _ Bueno, en realidad hablaba con mi madre…. Me vine aquí porque me dolía un poco la cabeza…..
  _  Y porqué cuelgas?

No supo que responderle. Se quedó bloqueada, callada….. Él se giró sobre sí mismo, y salió de la habitación. Comenzó a descender las escaleras, y de nuevo se tumbó en el sofá…..

Ella permaneció en silencio, tumbada, pensativa….. con el móvil pegado a su pecho, y mordiéndose los labios……

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