sábado, 17 de septiembre de 2011

EL ERROR



  Se acercó a la cama, y se sentó a su lado. Qué te ocurre?. Nada, abrázame…

Quería contárselo todo, desde el principio hasta el final. Pero en ese momento no podía. Solo quería estar sola. Tengo un mal día, solo es eso. Él sabía que le ocurría algo, pero no le insistió mucho. Si quieres que hablemos…. Me gustaría hablar, si, pero en otro momento, ahora no me encuentro bien. Se acercó y la besó. Descansa un poco, si necesitas algo, estoy abajo…..

Llevaban unos meses que apenas se hablaban, estaban distantes, como si una losa imaginaria hubiese caído sobre esa casa y en algún momento determinado el hastío se hubiese adueñado de ella. Todo era monótono, sospechoso, rutinario, la desconfianza se palpaba. Él estaba demasiado angustiado en su trabajo desde hacía algún tiempo, las cosas no iban bien, y su humor había ido desapareciendo hasta convertirse en un hombre gris, callado, triste….

Ella, desde aquél fatídico uno de Noviembre, en que su amiga le había llamado por teléfono desde Madrid, diciéndole que acaba de verle entrar en un hotel de la mano de aquella chica, había perdido toda su confianza.  Le había empezado a odiar, sus cada vez más sospechosos viajes, sus tardíos regresos a casa por la noche, sus silencios, le había sumido en un mar de dudas, casi creyó volverse loca. Le había cogido manía, casi asco, no le perdonaría nunca, y a partir de aquello, su vida comenzó a ser un infierno mental. Se aisló de todo, solo quería estar sola, no quería hablar con él, ni verlo.  No lo soportaba, pero tampoco le apetecía romper la relación, no tenía ganas de nada, estaba perdida. Hasta que conoció a quien le abrió los ojos.

Pasadas unas horas, se disponía a bajar de su dormitorio, ya se encontraba más tranquila. Luego le llamaría y le pediría perdón por todo. Seguía sintiéndose ridícula. De nuevo, se paró frente al trozo de espejo que quedaba, y de nuevo, se quedó fija, mirándose un buen rato. En el reflejo vió la mesita de noche, la de él…. 

Abrió el cajón, y empezó a sacar papeles, cartas, fotos, objetos personales, no sabía exactamente lo que buscaba, pero estaba haciendo algo que nunca había hecho. Que jamás se había atrevido a hacer.

Cogió el ticket, Feria del Automóvil  de Barcelona, ese día él le había dicho que tenía que ir a Barcelona por trabajo, ese día fué cuando recibió la llamada de su amiga desde Madrid. Uno de Noviembre, era el ticket de entrada a la feria, e iba a su nombre, estaba taladrado como de haberse usado.

De nuevo, se levantó, lo dejó todo en su sitio, y de nuevo se vió allí delante del  trozo del espejo, con el papelito en la mano, mirándose fijamente. Su amiga le había engañado, no era él a quien había visto con otra. Porqué desconfió en él, se preguntaba, y si, estoy equivocada con él, y si no es cierto todo lo que durante este tiempo he estado pensando, y si es verdad que como dice él, nunca ha tenido ni tiene ninguna relación con nadie, y si todo fuese producto de mi equivocada y atormentada imaginación?. Estuvo un buen rato, haciéndose preguntas sin conseguir hilvanar ninguna respuesta contundente y clarificadora.

De nuevo, sus ojos estallaron en lágrimas. Se sentía mal. De nuevo quería morirse. Se volvió a acercar a la cama, y se tumbó, no cesaba de llorar. Sentía miedo, pánico, dolor, arrepentimiento, se sentía imbécil, algo le oprimía fuertemente en el pecho,  era el móvil, y estaba sonando. Era él….

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