miércoles, 6 de abril de 2011

LA ESTRELLA




     Fué una sensación extraña abrir aquel email; conforme pasaban los segundos se me volcaban los recuerdos en el corazón de manera que cada palabra se me clavaba en la retina, lo leí dos o tres veces y me sentí triste. Quería hacer algo y no podía, pensé en ella y en lo mal que lo estaría pasando, me sentí débil, impotente y muy solo, la veía lejos y quería abrazarla, quise echarme a correr y gritar su nombre, quise llamarla y que supiera que me tenía allí. Le escribí esperanzado en su respuesta de que no estaba sola, quería estar con ella. Quise gritarle desde mi silencio ese abrazo que le pertenecía y que el tacto de mis brazos le susurrasen al oido que en ese momento me acordaba de ella.

    Me desvestí como cada noche, y encendí la luz de la mesita antes de acostarme. Me quedé pensando, estaba confundido, me acordaba de ella y de nuevo los recuerdos volvieron a mi memoria. Son esos momentos en que te encuentras contigo mismo y dejas que la mente repase la parte de película que corresponde a ese día de tu vida. Me quedé mirando fijamente a la nada sin poder evitar pensar en aquellas palabras que aún retumbaban en mi retina. Estaba tocado y los recuerdos se agolpaban en mi cabeza, pensaba en ella cuando poco a poco se me fueron cerrando los ojos.


Estaba esa noche sentado en la arena contemplando las estrellas cuando de repente vi una brillar más de lo normal, veía como se acercaba hacia mí cuando en un instante su preciosa luz se difuminó en el firmamento. Me quedé esperándola por si aparecía, pero ya no volvió. Volví a la siguiente noche con la esperanza de volverme a encontrar con ella, y entonces la ví esperándome. De nuevo brillaba su luz por encima de las demás y note como desde el mismo momento que me senté a observarla poco a poco empezó a moverse, se acercaba cada vez más, la ví más grande que el día anterior, más cercana y le sonreí..... Pero de nuevo se paró. Inerte se quedó observándome, parecía que jugaba conmigo.

Desde ese instante no podía de dejar de acudir a mi cita cada noche con mi estrella, cada vez que llegaba la veía esperándome, y cada noche más cerca. Una noche observé su mirada y ví como me sonreía, le dije que se acercara un poco más si podía, pero no me contestó y solo se quedó allí mirándome mientras yo la miraba a ella. Una de esas noches, ví como se acercaba más de lo habitual en ella y sentí como si se sentara a mi lado, como si la pudiese tocar... me habló del mar y de las demás estrellas, me habló del cielo y del viento, de los planetas y del sol. Veía como se reía mientras me contaba todas esas cosas preciosas, sentí su complicidad cuando me pidió que le hablase de mí, de la tierra en que vivía, de mis sueños y de mis cosas, de mi trabajo y de mi pasado.

Así estuvimos muchas noches cuando los dos percibimos lo solos que habíamos estado cada uno en su mundo, pero nos sentíamos bien. Aquella luz me cegaba poco a poco mientras ella se divertía conmigo hablando del mar y del sol. Una noche le dije que no sabía lo que me pasaba con ella, que estaba empezando a sentirme extraño y que su luz había inducido cierto despertar en mi corazón, que creía que me estaba enamorando de ella, pero no me contestó, se alejó tímida dejando un surco resplandeciente en el durmiente mar mientras se alejó sonriente y feliz.

Volvió y la percibí contenta, se acercó cada vez más y pude rozar su presencia en mí, mientras no me quitaba el ojo de encima noté como su semblante acariciaba mis pensamientos con dulzura y sentí que ella escuchaba a mi corazón cada día. Se abrió para mí, y me dejó hurgar en su alma escondida hasta que llegué a su secreto, me lo confesó y me hizo sentirme feliz. Desde entonces, cada noche quedábamos y pasábamos las horas hablando de nuestras cosas, riéndonos y haciéndonos compañía. Me había enamorado de una estrella y ella curiosa se dejaba.

Un día mientras hurgaba en su presencia sentí su distancia como imposible para aquel amor en ciernes, las personas nunca pueden enamorarse de las estrellas me decía con su silencio, y me sentí triste preguntándome porqué si yo la quería, es imposible me insistía haciéndome ver que lo nuestro no tenía ningún sentido y que solo era producto de mi imaginación, teníamos mundos distintos y vidas distintas me hacia saber mientras yo nada comprendía. Es cierto que la quería, y cada vez que la veía más la quería. No puedes enamorarte de mi, soy una estrella, una estrella como las demás y mi lugar no está aquí sino allá arriba junto a las demás estrellas, yo podré venir a verte cada noche y hacerte compañía, dejaré que te acerques a mí, que me conozcas por dentro, que me quieras y que aprecies mi belleza, dejaré que me escuches incluso me conozcas, me dijo mientras notaba como se alejaba. Porqué no podrias enamorarte de mi, alcancé a gritarle, y volviéndose me dijo, tú no buscas una estrella como las demás...

Me quedé triste, y al día siguiente la esperé pero no volvió, me quedé toda la noche esperándola y mirando al cielo, pero no volvió, no dejé ni una sola noche en acudir a mi cita con ella, pero ella no estaba, y pasaron los dias y pasaron las noches, y de nuevo me dispuse a buscarla entre las estrellas mientras la esperaba, todas me parecieron tan fugaces, tan blancas, tan iguales, entonces me dí cuenta que ella no era una estrella como las demás, ella era distinta a las demás, su luz era distinta... pero no la veía.

Casi desesperado una noche cualquiera me quedé dormido mientras la esperaba y con ojos somnolientos levanté de nuevo mi vista al cielo, me quedé helado y bloqueado, habian desaparecido todas las estrellas del firmamento y un azul vivo de fondo aterciopelaba aquella mágica noche mientras a lo lejos una única y hermosa estrella brillaba solitaria y sonriente mientras pronunciaba mi nombre. La noté distinta, pero preciosa, guapísima, era ella y notaba como se acercaba cada vez más a mí, entonces me dí cuenta que era ella pero había cambiado, ya no era blanca sino azul, de un azul intenso como el mar..... Se acercó tanto... que me atrapó con su silencio, se acercó tanto... pareces distinta, ya no eres como las demás, me atreví a decirle, no, ahora soy una estrella azul, si ya no eres como las demás podrias enamorarte de mi, pensé, y sonrió leyéndome el pensamiento, y calló.... sus manos cogieron las mias y me besó....

    Abrió los ojos, encandilado por los rayos que entraban por la ventana, habia sonado el despertador, y lo primero que pensó fué en aquel extraño email, no podía quitárselo de la cabeza. Pensó en ella, y deseó llegar a la oficina para poder abrir el correo para ver si había tenido respuesta. Se duchó y tomó un café apresurándose a encender el ordenador. No habia respuesta. Inquieto se dispuso a empezar su jornada de trabajo, y cada veinte minutos no podía evitar mirar el correo, el silencio le dolía, que le estaba pasando se preguntaba, cuando al fin entró, lo abrió esperanzado y lo leyó desesperado.... Sonrió. Mientras, los recuerdos se le agolpaban en la cabeza, estaba inquieto, nervioso, que le estaba pasando no dejaba de pensar, habia tenido un día extraño, y se dispuso a cerrar las ventanas cuando de repente miró al cielo....

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